Basquiat salvó la vida de Warhol, al menos en términos creativos. Ahora, Michael Dayton Hermann de la Fundación Andy Warhol ha lanzado un libro que profundiza en la compleja relación entre estos dos artistas tan conocidos y mitologizados.

No hubo mejor documentalista de la segunda mitad del siglo XX que Andy Warhol. En la década de 1960, con sus cámaras de cine Bolex y Auricon, documentó lo que sucedía en su legendario estudio, «The Factory». En los años setenta salía cada noche al mundo social de Nueva York, armado con su cámara Polaroid y su grabadora, a la que se refería como su esposa, y se iba en busca de encargos de retratos. Y en los años ochenta, a través de sus programas de televisión, vídeos, fotografías, grabaciones de audio y Time Capsules, documentaría, bueno, en realidad, de todo. Además de eso, estaba todo su arte plástico, por supuesto.

Por eso mismo, si quieres conocer sobre la relación de Andy con Jean-Michel Basquiat a principios de los años ochenta, el mejor lugar para comenzar son los archivos de Warhol. Es lo que hizo Michael Dayton Hermann para crear este recurso visual y verbal, que se basa en las fotografías de Warhol y sus palabras en diarios publicados, para crear un retrato complejo de la relación de los dos hombres.

En términos artísticos, Basquiat salvó la vida de Warhol, o al menos revivió su creatividad enferma. Convenció a Warhol para que volviera a pintar a mano, y Warhol ciertamente reconoció una influencia artística positiva del artista más joven. «Jean Michel me metió en la pintura de manera diferente, así que eso es algo bueno«, señaló en sus diarios. Hicieron retratos divertidos el uno del otro: Basquiat ofreció un homenaje a Warhol en la forma de una pintura de un plátano pelado sobre un fondo plateado que formó la pieza central de su primera exposición individual en la Galería Mary Boone en mayo de 1984, mientras que Warhol hizo uno de Basquiat en sus escritos como el David de Miguel Ángel. ¡Incluso intercambiaron pelo!.

Nuestros amigos de la revista de arte Elephant han tenido la oportunidad de entrevistar al autor de este libro, Dayton Hermann. Compartimos con vosotros la entrevista traducida al español, ¡esperamos que os guste!

E – ¿Cómo resumirías la relación entre Warhol y Basquiat?

M – La relación de Warhol y Basquiat era única, desafía cualquier descripción fácil, aparte de decir que fue compleja. Al crear el libro, me sorprendió continuamente la profundidad emocional de lo que claramente era una relación afectuosa entre dos figuras casi míticas. Además, fue fascinante ver cuánto disfrutaban genuinamente la compañía del otro, desde cenas hasta habitaciones de hotel, hasta el gimnasio y, por supuesto, el estudio.

E – El libro contiene más de 400 imágenes fotográficas. ¿Cómo abordas la investigación cuando trabajas con alguien como Warhol, que fue un documentalista implacable de su época (y del resto)?

M – En el transcurso de muchos años trabajando en la Fundación Andy Warhol, me he familiarizado bastante con el vasto archivo fotográfico. Este conocimiento fundamental demostró ser esencial al navegar 130,000 negativos fotográficos para entretejerlos con entradas de su diario, obras de arte y material de archivo.

E – Las fotografías, que parecen detallar cada momento de la relación de los artistas, se han comparado con un feed de redes sociales. ¿Es eso una analogía razonable?

M – Warhol en Basquiat utiliza el lenguaje diarístico contemporáneo que no es tan familiar en este momento actual de obsesión con las redes sociales. Sin embargo, es sorprendente pero sus representaciones son frescas y honestas, claramente no organizadas para comercializar un estilo de vida que genere más me gusta y seguidores.

E – La fuente del texto son los diarios de Warhol. Poco después de la muerte de Warhol, cuando acababan de ser publicados, Lou Reed cantó: «Tus diarios no son un epitafio digno». ¿Tenía razón? Parecen un recurso bastante rico en el caso de Warhol en Basquiat.

Los diarios de Andy Warhol están llenos de observaciones astutas y candor inesperado, salpicados de chismes maliciosos. Sin embargo, su verdadera fuerza es que humaniza generosamente a Warhol. Le permite al lector ir más allá de su chapa enjaulada y entrar en su cabeza. Warhol dejó un legado vasto y complicado, por lo que debería ser evidente que ninguna contribución única podría ser un epitafio digno. Sin embargo, el propio Warhol nos dejó algo interesante para reflexionar sobre su propia ausencia cuando dijo: «Cuando muera no quiero dejar las sobras. Me gustaría desaparecer. La gente no diría que murió hoy, dirían que desapareció. Pero me gusta la idea de que las personas se conviertan en polvo o arena, y sería muy glamoroso reencarnarse como un gran anillo en el dedo de Elizabeth Taylor».

E – Trabajas para la Fundación Warhol y al mismo tiempo mantienes tu propia práctica artística. ¿Cómo ha influido el primero en el segundo (y viceversa)?

Cuando llegué a trabajar en la fundación como artista joven, daba por sentado gran parte de lo que Warhol hizo. Con el tiempo, lo que me resonó personalmente fue su audaz abrazo y su valiente celebración de la no conformidad. En este momento, cuando muchos artistas son celebrados por crear trabajos poco originales que a menudo no son mucho más que un producto de lujo, es útil recordar el temprano abrazo de Warhol a la vanguardia.

Más info. sobre el libro aquí.

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