Como ya sabéis el nuevo mes viene de la mano de un nuevo capítulo de “Los colores en el punto de mira”, donde analizaremos la historia y las características de los distintos pigmentos. Esta vez es el turno del color «Magenta Quinacridona«.

El «Magenta» era un tinte de anilina de color rojo violáceo producido por primera vez en 1859. Llamado originalmente fucsina por el químico francés François-Emmanuel Verguin, que fabricó y patentó el tinte, fue rebautizado posteriormente para conmemorar la victoria italo-francesa en la batalla de Magenta, el 4 de junio de 1859, que se produjo cerca de la ciudad italiana de Magenta, en Lombardía, que quedo plasmada por el artista Giovanni Fattori.

La Batalla de Magenta – Giovanni Fattori 1862

En 1935 se desarrolló la familia de los tintes de quinacridona y poco después nació el pigmento transparente de color rojo violáceo intenso Magenta Quinacridona, que se produjo por primera vez en 1958. Winsor & Newton fueron los primeros en fabricar este color para los artistas.

Los pigmentos de quinacridona son únicos porque son colores fuertes a la vez que transparentes, con tonos que van del amarillo al naranja, pasando por el rojo y el violeta. Se trata de pigmentos sintéticos considerados de alto rendimiento por su intensidad de color y resistencia a la luz, por lo que se utilizan en la industria y el automóvil. El descubrimiento de la familia de las quinacridonas acabaría dando lugar a la primera alternativa fiable y resistente a la luz a las intensas, pero fugaces, alizarinas. En la actualidad, aunque las fórmulas modernas de alizarina de Winsor & Newton son resistentes a la luz, tienen una clasificación de permanencia B (moderadamente permanente), mientras que el magenta de quinacridona tiene una clasificación de permanencia superior, A (permanente).

Para un color tan conocido por su intensidad, hay un hecho sorprendente sobre el magenta: no está en el espectro de la luz. Entonces, si no está ahí, ¿Cómo podemos verlo? La respuesta está en cómo vemos la luz. Cuando nuestro cerebro ve ondas de luz de dos extremos del espectro, el rojo y el violeta, los científicos han aprendido que nuestro cerebro inventa un nuevo color para nosotros, a medio camino entre los dos colores. El magenta no tiene ninguna longitud de onda atribuida, a diferencia de todos los demás colores del espectro, porque en realidad es un puente entre los colores; fue inventado por nuestra mente para resolver un vacío percibido. El espectro luminoso no necesita llenar todos los huecos, pero es evidente que la mente humana quiere dar sentido al color, y una parte de ese proceso de dar sentido al color creó el magenta.

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