La pintura acrílica es la incorporación más reciente al repertorio de técnicas disponibles para los artistas. Aunque el desarrollo de la resina que compone la pintura acrílica comienza desde 1934 a través de una pintura hecha a base de resina acrílica conocida como “Magna”, ésta necesitaba de disolventes. La pintura “Magna” fue empleada por el artista Louis Morris que la diluyó con gran cantidad de disolvente, y la vertió directamente sobre lienzo sin imprimar (con la tela cruda, al natural) creando colores que se superponían en capas delicadas de aspecto etérico. Desafortunadamente, la continua exposición a los vapores de la pintura causó un daño considerable en la salud del artista, haciendo que muriera joven.

Fue en los comienzos de los años 50 cuando se empezó fabricar pinturas de látex que podían ser disueltas en agua para uso tanto como en interiores como en exteriores, pero no fue hasta 1955 cuando Henry Levinson lanzó Liquitex, la primera pintura acrílica de calidad profesional soluble en agua (hace ya 65 años! Conoce su historia aquí). Su textura ligera (ahora conocido como soft body) se sigue fabricando a día de hoy, y su versión más densa y viscosa (heavy body) comenzó a producirse a comienzos de los 60, y hoy también se encuentra en el mercado.

Los polímeros acrílicos, llamados simplemente “acrílicos” se extraen durante el proceso de refinamiento del petróleo; lo que explica por qué las primeras versiones de la pintura acrílica tenían que ser solubles en soluciones de base mineral. Para  conseguir que la pintura acrílica fuese soluble en agua, primero debía ser emulsionada, o hecha de una emulsión, palabra proveniente del latín y que significa «mezcla de líquidos» que no son naturalmente solubles entre sí, como el agua y el aceite.

A diferencia del aceite de lino o de la témpera hecha a base de aglutinante de huevo, la relación entre los pigmentos del acrílico y la emulsión copolímera es que se ligan fácilmente. Cualquiera que haya probado la témpera hecha de aglutinante de huevo, sabrá que incluso pequeñas cantidades de pigmento son fácilmente mezclables con la yema de huevo. En el caso de la pintura al óleo, también se puede comprobar cómo los pigmentos y el aceite de lino, son fácilmente mezclables en un mortero o con la espátula. En los procesos de fabricación industrial, se consigue un resultado de máxima calidad, gracias a una triple proceso de molienda, por el cual las pequeñas partículas de metal quedan suspendidas en el aceite de lino o de cártamo.

Con el acrílico, este minucioso proceso de molido, no es posible ya que la pintura comenzaría a pegarse en los rodillos que la van triturando. El acrílico requiere una dispersión en una cámara centrífuga para batir los polímeros junto con los pigmentos. Además, es necesario añadir un compuesto humectante que actué entre el copolímero y el pigmento. El humectante sería en enlace perfecto entre ambos componentes, logrando la unión entre ellos.

Cuando el aglutinante acrílico y el pigmento finalmente forman la pintura (excepto en la pintura al óleo a la que se llega a través de un proceso de oxidación) se evaporan algunos componentes quedando  una película de pintura permanente.  Esta comparación con el óleo muestra cómo la pintura acrílica es más fácil de manejar en cuanto a tiempos de secado (como es sabido, en la pintura al óleo hay que aplicar una capa de más pigmento sobre otra con menos pigmento. Es lo que se conoce pintura sobre capas).

Un error habitual es pensar que la pintura acrílica esta hecha de pigmentos diferentes a los de la pintura al óleo. Pese a que puede haber colores específicos o exclusivos de la pintura al óleo, el principio es el mismo tanto para el óleo como para el acrílico. Por ejemplo, el pigmento blanco de titanio es el mismo para ambas técnicas, con la diferencia de que el aglutinante en óleo es el aceite de lino (o de cártamo) y para acrílico es la emulsión de copolímero acrílico.

Quizás hoy no valoramos el viaje tan complicado que ha tenido que realizar la pintura acrílica para llegar a ser tan versátil, de secado rápido y a la vez soluble en médium. Estas características que la hacen única, se han logrado en tan solo unas pocas décadas.

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